El doloroso dilema de la intervención militar extranjera, cual legado de Chávez.


1- Una vez que la intervención militar extranjera en Venezuela ha cobrado alguna probabilidad de realizarse, sin importar qué variante asumiría, de inmediato aparecen análisis sobre esta materia geopolíticamente delicada a la vez que sensible a flor de piel para el gentilicio.

2- El problema para cualquier analista que valore una decisión de este calibre es que olvida de que el asunto constituye un dilema, entendiendo como tal un lance que llevado en un sentido u otro de todas formas tendría un impacto traumático para la población, y para toda la región. Es justamente el problema que presentan los dilemas, donde no hay camino fácil y que al final el asunto no se resuelve entre lo que podríamos definir como bien y como mal, sino escogiendo el mal menor.

3- Todo esto por supuesto no es sino una consecuencia de la decisión de Chávez de haberle entregado a los cubanos los nodos de poder fundamentales del Estado, porque de no haber sido así el análisis no tendría en cuenta esa variable, y todo giraría alrededor de cómo quitarse de encima a una dictadura más del planeta cuyas fortalezas y debilidades serían solo de ésta. De haber sido así entonces, bien podría aplicarse por analogía lo ocurrido con la extracción de Noriega en Panamá.

4- Uno de los documentos de referencia más recientes lo tenemos en el escrito del exguerrillero salvadoreño Joaquín Villalobos titulado Cubanos go home, publicado en El País el pasado 22 de Febrero -ver https://elpais.com/internacional/2019/02/20/america/1550691005_971416.html-, en el cual ofrece detalles sobre el colonialismo con el que Cuba domina a Venezuela, creando unos intereses vitales para la dictadura de esa isla que son justamente los que impiden una salida tradicional -si se nos permite el término- como generalmente ha ocurrido con las dictaduras latinoamericanas.

Villalobos, hay que decirlo, con relación al dominio de Cuba sobre Venezuela descubre el agua tibia, porque esa realidad lleva ya una década consolidándose cada vez más, y muchos en el pasado la denunciamos sin que haya habido alguna reacción ni nacional ni internacional -ver https://vivalapolitica.wordpress.com/2013/05/21/cubanos-fuera-de-nuestro-pais/-; su escrito tampoco toca los mecanismos que hicieron posible dicho dominio, como el narcisismo de Chávez, seducido por un Fidel que lo convenció de que sería su sucesor, y que por tanto lo podrían matar en cualquier momento, con lo que los círculos de seguridad cubanos entraron a formar parte del gobierno chavista, y cómo Fidel coló en el entorno más cercano al barinés a Maduro -ficha cubana desde siempre-, cómo Nicolás llegó a ser canciller, y cómo Fidel manipuló a un Chávez moribundo y nada lúcido para que por televisión, en vivo y en directo, le cediera el poder al colombo-venezolano.

5- Villalobos sugiere que una intervención militar extranjera no traería eventos trágicos como los de Vietnam, ni como los típicos de una guerra civil, pero intervención o no él acierta cuando nos recuerda que el asunto no consiste en enfrentar o no a Trump, sino que Cuba saque sus manos de Venezuela. Pero esta segunda opción no es realista, por la sencilla razón de que no hay voluntad para presionar a Cuba en esta materia, ni en ninguna otra, de lo contrario su régimen no habría sobrevivido más de medio siglo, incluyendo el llamado período especial durante el cual ya no tenía el escudo protector del a URSS, ni los rublos para mantenerse como régimen. EEUU no quiere o no sabe cómo lidiar con la isla, y todo se limita a que los políticos se llenen la boca con consignas para captar los votos de los cubanos y sus descendientes en La Florida.

Por otra parte, en Europa ha sido prácticamente imposible configurar un rechazo a la dictadura cubana, imaginemos entonces lo complicado que sería hacerles comprender a los europeos el detalle del dominio cubano en Venezuela. Los gobiernos europeos siguen como si nada invirtiendo en la isla, algunos incluso pensando en aquella vieja consigna de que traer prosperidad implica automáticamente mayores exigencias de las clases medias emergentes, y por tanto mayor impulso a los procesos de democratización. El caso de China ha probado justamente lo contrario, donde la gente ha vendido su libertad a cambio de prosperidad económica.

6- Así que el denunciar la presencia cubana en Venezuela como obstáculo para salir del régimen se enfrenta con una escandalosa falta de voluntad política, tanto por parte de EEUU y la Unión Europea y su parlamento, así como de los gobiernos latinoamericanos, que incluso proveniendo a veces de la derecha más recalcitrante han probado repetidas veces el complejo de inferioridad que les acompaña a la hora de meterse con Cuba. Y eso que sobran argumentos.

7- El otro documento que se ha puesto de moda está redactado por Adam Isaacson, del WOLA, observatorio dedicado a temas de defensa, se titula Thinking about the unthinkable: U.S. military intervention in Venezuela -ver https://adamisacson.com/thinking-about-the-unthinkable-u-s-military-intervention-in-venezuela/?fbclid=IwAR1VL_XssQGbsBVP8jOQuU5BmEpThdmCzjSO3cwP1cN6c1HW3qXN4svJZ14

Allí Isaacson plantea los diversos escenarios de violencia que una intervención puede generar, escenarios por lo demás conocidos por todos, para que al final nos salga con la perogrullada de que hay que agotar todas las vías de presión no militares.

Tanto Vilalobos como Isaacson por tanto no plantean nada nuevo; solo sirven para repasar lo sabido.

8- Clamar por una intervención militar a secas es una temeridad, y quienes así lo hacen desconocen o no quieren reconocer que estas historias se sabe como empiezan mas no como terminan. Puede que todo se resuelva en pocas horas, con o sin muertos, o puede que el país entre en una vorágine de violencia generalizada de quienes ya no tendrían nada que perder dejándose llevar solamente por esa venganza social con la que Chávez envenenó al país, solo que esta vez sin premio clientelar, sino con el rebusque del saqueo.

9- Por otra parte, el descartar la ayuda militar extranjera por parte del venezolano común, chavista o no, a cuenta de la preservación del territorio patrio, es confirmar el doble rasero que ha prevalecido en el pueblo llano, porque llevamos más de una década invadidos por cubanos en todos los estamentos sociales e institucionales del país, y ese bravo pueblo se lo ha calado sin chistar, al punto de aplaudir a Cuba en los eventos deportivos en los que se ha enfrentado a selecciones venezolanas.

Así mismo, descartar esa ayuda por parte de los demócratas opositores con el mismo argumento de la inviolabilidad del territorio, también refleja ese olvido sobre la invasión cubana, algo que ni siquiera fue tema en inguna de las campañas presidenciales pasadas, cuando más bien debió tratarse como un asunto de primera importancia. Y dejando aparte lo de Cuba,  rechazar la intervención, además, implica cerrar las puertas para un cambio, a sabiendas que sin un empujoncito ajeno no hay manera de tumbar al régimen, porque todo apunta a una lección que ya deberíamos haber aprendido, aunque no guste y contradiga todo el discurso opositor del pasado, cual es que esto no se puede resolver solo desde adentro.

10- Es un dilema, pues, que constituye el mayor legado de Chávez para Venezuela, esto es, que habiendo perdido su soberanía en materia económica y política, el país no puede recobrar por sí solo ninguna de ellas. Nuestro destino como país entonces, no está ya en nuestras manos, al menos hasta recobrar la normalidad -esperando que para entonces se desee recuperar plenamente dicha soberanía.

Y para recordarnos cómo podríamos resolver esto entre nosotros mismos, siempre estarán las tres vías de libertad: la poblada que todo se lleve por delante, que sabemos improbable dada la carnicería que el régimen inicialmente realizaría como factor disuasorio -aunque nunca se sabe, a lo mejor la misma poblada es capaz de pasar por encima de tantos cadáveres para entrar a saco en Miraflores-; así mismo estaría la huelga que paralizaría al país, aunque éste de facto ya está paralítico, y la militarización de muchos servicios disminuiría el impacto de esta medida, y por último, el que una masa crítica militar, lo suficientemente numerosa y arrojada, se lance a un golpe y que tenga éxito, mientras el resto cruzamos los dedos para que ellos no repitan la historia de quedarse con el coroto.

Intervención aparte, pues, éstas son las tres vías que quedan, siempre y cuando el mundo no despierte y ponga al régimen cubano en su lugar, o entren tropas para desinflarle la panza a muchos de esos dos mil generales chavistas, y comenzar la cacería de quienes poseen esas miles de armas ilegales, colectivos y terroristas incluídos.

Legado de Chávez, pues este dilema es más doloroso que cualquier otro.

Hermann Alvino