40.000,oo


Hay países cercanos a Venezuela donde legalmente, y por un precio módico, se puede contratar gestores que se encargan de registrar en dicho país una empresa con acciones al portador, incluso con poco capital, y luego se ocupan de todo el papeleo y contabilidad que periódicamente se requiere presentar ante las respectivas autoridades, así como el pago trimestral o anual de impuestos de acuerdo a la actividad y ganancia de la empresa en cuestión. Usted puede llevarse las acciones al portador en el bolsillo, aunque lo más probable es que las deposite en una caja de seguridad de algún banco foráneo o venezolano, y además tendrá una cuenta corriente local asociada a la empresa para realizar todos los pagos necesarios, y por supuesto los depósitos, que podrán concretarse con transferencias de dinero desde cualquier banco del mundo. De forma que, si Usted es un empresario cuyas actividades abarcan lo internacional y requiere de flexibilidades particulares en la gestión de su dinero, perfectamente podrá utilizar estas modalidades para alcanzar sus objetivos.

Claro que la modalidad descrita también puede servir si Usted es un funcionario corrupto, o simplemente un corrupto, puesto que le eximirá de ir en persona para recibir el paquetito que contiene el dinero pactado en efectivo, con todos los riesgos que ello acarrea, como por ejemplo que lo filmen, o que lo atraquen al salir, y le permitirá a todos realizar el “trámite” cómodamente a través de transferencias bancarias desde un banco en Miami —de seguro que su “contacto” tendrá una cuenta en esa ciudad— hacia su cuenta a nombre de “esa” empresa suya, cuyo propietario puede ser cualquier persona afín a Usted que se preste al entuerto —eso es lo que se llama “testaferro”—, pero cuyas acciones al portador Usted tiene bien guardadas. Sencillo ¿no?

Si, por otra parte, Usted ha resuelto recibir en dinero en persona, o por medio de algún “intermediario” —poco factible, puesto que los corruptores acostumbran tratar con su objetivo en persona— siempre podrá entrar en un negocio de electrónica de esos que abundan en los centros comerciales de esos países cercanos, y comprarse un pequeño aparatito que detectará si lo están grabando o filmando durante su encuentro. Son baratos.

De manera que si Usted es candidato a cualquier cargo de elección popular, y desea recibir un aporte para su campaña, siempre podrá recurrir a esta forma legal, más inteligente y efectiva para concretar la contribución de su benefactor, porque —entendámonos— no es ilegal recibir aportes dentro de los montos y lapsos que establece la Ley… a menos que Usted no los piense reflejar en el libro de contabilidad de campaña, ni tampoco es ilegal recibir el aporte antes de que comience la campaña… siempre que declare el ingreso cuando dicho lapso se inicie.

Tampoco es ilegal, técnicamente hablando claro está, que Usted, siendo un representante de una nueva generación de políticos opositores destinados a lavar el gentilicio venezolano y drenar toda la porquería con la que el chavismo ha mancillado la ética y la decencia ciudadana, reciba aportes de alguien que ha sabido medrar en este régimen tan corrupto y podrido para convertirse, mediante favores oportunos a Chávez, en un magnate petrolero. Puede ser inelegante, antiético, pero no ilegal, aunque si Usted acude a un apartamento del benefactor, sabiendo quién es, cómo actúa y cuáles son sus amigos, recibe de él dinero en efectivo, y encima se deja grabar sin percatarse, bueno…o Usted es tonto o es de la misma calaña de sus adversarios políticos.

Recuerde que 1 Bolívar Fuerte tiene un diámetro de 24 milímetros, unos 5 BF puestos en fila son iguales a la longitud de un lápiz, y 40.000 BF —que es lo que Usted mismo dijo que le dieron en efectivo— formarían un camino 960 metros de longitud, que debería ser la distancia mínima a la que Usted, como excandidato opositor a la alcaldía del Municipio Sucre, debería mantenerse alejado de cualquier cámara y grabadora, para no seguir diciendo sandeces, y permitir que lo olvidemos para siempre en vez de recordarlo como el mayor tonto de esa generación, por decir lo menos.

Hermann Alvino

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