El gallo tapado


1- Las crónicas indican que antes de los respectivos desenlaces pocas veces se sabía quien podía triunfar, sea en una competencia presidencial como deportiva, o en un lance de amor donde el galçan más desechado se queda con el premio de la más bonita –aunque allá él si al final ella resulta una bruja-, y pocos imaginaban, por ejemplo  que Stalin se iría a quedar con el poder soviético, siendo incluso criticado por el mismo Lenin –por cruel, entre otras cosas-, como casi nadie habría sospechado que el mismo Lenin tuviera alguna oportunidad política luego de su exilio, y pocos suponían, en fin, que Clinton, como miembro de un grupo de precandidatos demócratas que alguien llamó “enanitos” al presentarse todos ellos en el respectivo debate, le ganase a Bush padre, quien buscaba la reelección luego de un mandato que al final de cuentas no era tan malo. Y de Trump, ni hablar.

2- Porque el “gallo tapado” siempre resulta ser quien, trabajando con cierto disimulo, al tiempo va tejiendo una red de contactos cuyo factor común es no tener nada en contra del personaje. Pero ese trabajo, largo y tedioso y con las probabilidades en contra, debe ser orientado a adquirir posicionamientos estratégicos para que cuando se presente cierta oportunidad, ésta se pueda aprovechar en una suerte de todo o nada que veces resulta, y a veces no y hasta se pierde la vida, o se gana un ridículo monumental.

El gallo tapado entonces no es quien estaba allí a la vista de todos, como por ejemplo Cámpora cual andadera de Perón para luego abrirle el camino a su última presidencia, como tampoco Sarney, que siendo vicepresidente se hizo con la presidencia de Brasil por la muerte de Neves poco antes de ser investido con ésta. No son pues, quienes están en el “mainstream” conformado tanto por el talento personal como por el dedo mágico de quienes lo colocan a uno en esa corriente para ir ascendiendo.

3- El gallo tapado, en síntesis, constituye una sorpresa como producto de carambolas que ni siquiera una matriz de factores debidamente ordenada con exactitud y resuelta mediante ecuaciones diferenciales puede predecir, porque se trata de  azar, teniendo en cuenta –repetimos- que a ese albur hay que aprovecharlo, y que para ello se debe estar debidamente posicionado.

El caso venezolano ofrece ejemplos esclarecedores de lo que acá se intenta mostrar. Por ejemplo con Eduardo Fernández, paradigma del “mainstream” por un talento y esfuerzo propio complementado con el impulso de Caldera, predestinado a ser presidente para quedar fuera de competencia al perder una primaria contra Oswaldo Álvarez Paz, gallo tapado en ese momento, porque siendo un dirigente fundamental para su partido con aspiraciones presidenciales a la vista de todos, también era evidente de que ése no era su turno, y sin embargo se impuso aprovechando los efectos que impactaron a Fernández a partir del golpe fallido de Chávez.

4- Pero Oswaldo, cual gallo tapado, tampoco pudo ser presidente porque por el camino Caldera aprovechó la misma carambola que le dio la candidatura al zuliano capitalizando el malestar copeyano como complemento a unos votos no copeyanos que le habrían sido insuficientes para ganar. Pero –de nuevo- tanto Oswaldo como Caldera estaban posicionados para aprovechar la oportunidad, no eran dirigentes ocultos sino que su trayectoria y ambición estaban a la vista de todos, y su condición de “tapados” solo respondía a que era consenso generalizado de que el premio al que aspiraban, uno por primera vez y el otro para reelegirse, no les correspondía en aquel 1993.

5- Otro gallo tapado, ya durante el ciclo chavista, era José Vicente Rangel, quien a pesar de la edad tenía todas las cartas a su favor, especialmente con la muerte de Chávez, porque él, además de disponer de relativamente pocos enemidos dentro del chavismo, desde hacía décadas poseía datos comprometedores para muchos de esos adversarios, sin embargo le ganó la partida Maduro, que no era considerado como gallo tapado, pero nadie tuvo en cuenta la total influencia de Castro sobre la voluntad de un Chávez moribundo, nada lúcido y encima secuestrado y recluido por Fidel en una clínica en Cuba, donde falleció no sin antes apuntar con su dedo a Maduro como sucesor. En ese lance, la verdad sea dicha, el verdadero gallo tapado fue Fidel, quien años antes había colocado  a su testaferro Maduro como miembro del círculo político más íntimo de Chávez, y la muerte del barinés fue la oportunidad que supo aprovechar a plenitud porque tenía a Maduro debidamente posicionado.

6- Por su parte, y durante todo este cuarto de siglo de régimen chavista, los dirigentes opositores que lideraban sus respectivos partidos se pusieron trabas entre ellos a cuenta de querer colocarse en una suerte de “pole position” al estilo Fórmula 1, pensando que de ocurrir alguna carambola que desestabilizara en cierta medida al régimen ellos(as) podrían imponerse sobre el resto en la eventual  competencia presidencial. La confirmación de este absurda conducta, donde ninguno mostró ni espíritu de sacrificio ni capacidad para gestionar ni generar consensos, fue su comportamiento irresponsable luego de ganar las elecciones legislaticas del 2015, y solo mediante un trabajo terco y constante fue que María Corina Machado pudo imponer su liderazgo en los venezolanos opuestos al régimen, una aceptación que inevitablemente tuvieron que suscribir el resto opositor una vez realizadas las primarias, recordando siempre que entre quienes durante estos años se trabaron entre ellos, y aspiraban a esa pole position, también estuvo la misma Machado cuyo proyecto presidencial estaba más que claro.

De Guaidó simplemente mejor no hablar.

Y también hay que apuntar que en esta competencia opositora, en ningún momento se habló sobre qué hacer con Venezuela de llegar a gobernarla, cosa de la que todavía no se habla, salvo para reinsertar el término “privatización” en el contexto más neoliberal que podemos suponer… pero esto es otro tema…

7- No eran entonces gallos tapados esos candidatos que siempre pusieron lo urgente –salir del chavismo- por delante de lo importante –qué hacer con el país desde la presidencia-, puesto que estaba a la vista su respectiva estrategia; ni siquiera Rosales lo era, ya que su inscripción candidatural –Rosales dixit- estaba condicionada al eventual consenso opositor sobre alguien más, lo que terminó ocurriendo -de todas maneras, a Rosales siempre se les vieron sus deseos de tener una revancha electoral luego de su derrota contra Chávez-.

Solo entonces, por la decisión del régimen de inhabilitar a Machado, fue que el gallo tapado asomó su cresta, aunque inicialmente, sin faltar el respeto, fuera una gallina, y paradójicamente en este caso, sin ella misma saber que ella era de facto una candidata “tapada”; pero así son las cosas del destino, que al final hace con uno lo que le viene en gana, con la inhabilitación posterior de la profesora Yoris, por ser éste un impedimento sin sentido al no existir ningún motivo real para que esta prestigiosa académica se presentara como candidata, salvo el que para el chavismo -lo que convierte la inhabilitación en una ridiculez- no habría sido conveniente competir contra alguien que también se llamase Corina.

8- Nótese pues, que si lo de “Corina” fue la razón chavista para inhabilitar a Yoris por creer que el país decente votaría por alguien con ese nombre independientemente de quien fuera la persona, entonces también sería legítimo sospechar que la misma Machado pensó lo mismo al designarla como candidata alterna, esto es, que de un lado y el otro hay dirigentes que estiman que los venezolanos en general somos una manga de imbéciles, y cada uno de nosotros es libre para ponerle sus respectivos nombres.

Ahora bien, es sabido que la más reciente bolita que exudó nuestro bingo presidencial opositor se ha encarnado en el diplomático Edmundo González Urrutia, a quien le corresponde ser candidato de la Plataforma Unitaria con la misión de derrotar al candidato chavista… siempre que el régimen no lo saque de la competencia por alguna razón… recordemos el dicho cubano con relación a quien va detenido por el régimen isleño que reza “quién sabe qué pasado le podrá tocar”, entendiendo por ello algún delito anterior e inventado para justificar el apresamiento.

De manera que González Urrutia deberá caminar del lado de una legalidad separada por una banda que será ancha o muy angosta para ser cruzada, a criterio del régimen, hacia el lado de la ilegalidad, porque hasta un delito de odio podrían endingarle al candidato opositor si se emociona demasiado en un mitin donde decida destacar los crímenes y abusos del régimen. Es lo que hay.

9- Pero por otra parte, quienes conocen el mundo diplomático, al menos aquel que prevalecía antes del chavismo, saben que allí había gente muy preparada y digna para representar al país en todos los ámbitos internos e internacionales, presidencia incluida. Por su parte, González Urrutia, quien fuera miembro de la directiva de la Mesa de la Unidad Democrática -y por tanto no es un desconocido en la política venezolana- por su edad -75 años-, pertenece a la que tal vez haya sido la última camada de diplomáticos de primer nivel antes del desmoronamiento de nuestro servicio exterior a manos del chavismo con gentuza como José Vicente Rángel, el generalote Luis Alfonso Dávila -quien le entró a saco al ministerio-, el hipócrita Roy Chaderton -quien parasitó durante toda la democracia para luego delatarse como furibundo chavista-, los que se basaron en su ideología decadente -como Alí Rodríguez Araque- y los que pasaron sin pena ni gloria -aunque con bochorno en el exterior para nuestro gentilicio- como Jesús Arnaldo Pérez, Nicolás Maduro, Elías Jaua, Rafael Ramírez, Samuel Moncada, Jorge Arreaza, Félix Ramón Plasencia, Carlos Faría e Yván Gil -al menos hasta la actualidad-.

Porque de ese primer nivel del servicio exterior venezolano durante el régimen, solo se salvan algunos que supieron dejar claro que eran funcionarios del Estado y no dependientes del partido de gobierno y que con los años se retiraban al llegar su tiempo para jubilarse. Honor para todos ellos dentro de un régimen que abusó del clientelismo y el empiernamiento para nombrar embajadores y cónsules dentro de los cuales hasta ha habido secuestradores y asaltantes de bancos.

10- González Urrutia entonces, al igual que Corina Yoris en lo académico, pertenece al mundo diplomático decente que hizo de Venezuela una referencia centroamericana y caribeña en tiempos de graves conflictos regionales, y eso no solo lo sabemos muchos venezolanos, sino también se sabe el el exterior. En este sentido, por su preparación y credenciales él podría ser un buen candidato, aunque ahora falta por saber qué piensa sobre une eventual gobernanza suya, cómo gestionará el zoológico de oportunistas y gente con muy mala reputación personal -que desde hace tres y hasta cuatro décadas no le ha aportado nada al país-, y en general, cómo se realizará su campaña electoral, su abordaje a la comunicación política, su control sobre el acto electoral y los escrutinios.

Amanecerá y veremos, aunque lo realmente importante es que para salir del chavismo, a González Urrutia le podamos votar con entusiasmo y no con un pañuelo en la nariz, como podría haber ocurrido con otra candidatura.

Hermann Alvino

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