Uno que otro personaje nefasto…


1- Hay carambolas derivadas de decisiones de políticas que tendrán efectos socioeconómicos a muy largo plazo, estando entre las más insospechadas la designación de Clarence Thomas como miembro de la Corte Suprema de justicia de EEUU –SCOTUS, para abreviar-, quien durante treinta años estuvo esperando su momento para darle un golpe importante al avance de los derechos sociales en EEUU.

Thomas fue designado miembro de SCOTUS en 1991 a proposición del entonces presidente Bush -un conservador extremo, aunque como director de la CIA bien que apartó esos valores familiares de los que su dinastía presume-,  aprovechando la vacante en la Corte del magistrado Thurgood Marshall, quien fue el primer magistrado negro –o afrodescendiente, para decirlo en términos “políticamente correctos”- de SCOTUS; así que, independientemente de los méritos, era obligante proponer a otro de igual etnia para el cargo, y Thomas, con creencias igualmente ultraconservadores, le vino al dedillo a Bush padre.

2- El Senado de EEUU en 1991 estaba controlado por el Partido Demócrata, sin embargo 10 de sus partidarios votaron por la designación de Thomas, quien salió aprobado con 52 a 48. Claramente, de ser coherentes con su propia plataforma, aquellos demócratas debieron rechazar la nominación, y aquella votación mostró que a la hora de alcanzar poder, la derecha ultraconservadora y la moderada siempre se unen para derrotar a sus adversarios, porque después de todo –piensan- el poder es para ejercerlo, algo que se nota en la actual Europa, donde la ultraderecha –llámese Vox en España, FI en Italia, Le Penn en Francia, etc.- puede estar todo el tiempo maltratando a la derecha más moderada, pero que cuando se trata de hacer alianzas para formar gobierno, las concretan sin ningún escrúpulo, al contrario de los partidos de centro izquierda e izquierda más radical, que se la viven peleando entre ellos criticándo todo, sin comprender que en democracia, el poder hay que conquistarlo por partes y no de un bocón.

3- Dentro lo “étnico” –término válido para los nortamericanos- ahora  SCOTUS tiene la primera magistrada “negra” de su historia, que se sumó a la primera “latina”, haciendo de los méritos profesionales y la “etnia” un tema importante, por lo que en algún momento habrá que considerar otras minorías y otras religiones para llenar las vacantes en SCOTUS, por ejemplo con un musulmán…

Thomas, si vamos al caso, para efectos de los avances en materia de derechos sociales, es de lo peor: él no está de acuerdo con el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero sí lo está entre personas de razas diferentes -seguramente porque él, siendo «negro», está casado con una «blanca», quien además ha sido activista radical exigiéndole a muchos oficiales electorales el no reconocer la victoria de Biden-, y obviamente, al surgir por esas carambolas mencionadas, la mayoría ultraconservadora dentro de SCOTUS, él fue uno de los impulsores para eliminar el derecho femenino a escoger si abortar o no.

4- La visión constitucional y social de Thomas tiene mucho que ver con sus creencias religiosas y su ética de vida, algo perfectamente legítimo, aunque si consideramos –al estilo esposa de Julio César- que una persona debe “ser y parecer” honorable, él nunca debió ser designado magistrado en virtud de la sombra que dejó la acusación de acoso sexual de la doctora Anita Hill durante las sesiones senatoriales que estudiaban su trayectoria personal. Aquel caso, hoy sepultado por la desmemoria, ocurrió además en tiempos donde el acoso sexual a una mujer no tenía la fuerza social de protesta y censura actual, y se desarrolló parlamentariamente en los mismos términos que el de la designación del magistrado Kannavagh, aunque para éste de antemano sí hubo una mayoría republicana que complació a Trump designando un magistrado intelectual y profesionalmente muy inferior a Thomas, y con un carácter voluble en comparación con la frialdad quirúrgica de Thomas.

5- Lo más interesante del pensamiento de Thomas es su creencia en la necesidad de proteger a la comunidad negra, pero no mediante la ampliación de derechos sociales y las oportunidades de realización personal que el sistema democrático pueda ofrecerle, sino por la preservación de lo que él denomina como «patriarcado»: en 1985 él afirmó que «la salvación de nuestra raza depende de la fortaleza de los hombres negros» -nótese que no se refería a las mujeres negras-, y  que los programas de asistencia social «deprivan de la hombría»-. Ver https://www.newyorker.com/news/daily-comment/the-self-fulfilling-prophecies-of-clarence-thomas

6- Claro que la necesidad de una disciplina familiar es obvia, como la de una referencia para los hijos que sea capaz de inculcar disciplina y valores -dejemos aparte de qué valores se trata, si cívicos, religiosos, familiares, de honestidad o de lealtad mafiosa, los cuales también pueden ser transmitidos dentro de matrimonios del mismo sexo-, pero Thomas se refiere a la desestructuración de la familia «negra» catalizada por los programas sociales y la ampliación de derechos humanos.

En realidad, Thomas indica que la comunidad «negra» no puede tener libre albedrío porque degeneraría en gangs criminales, caería en el alcoholismo, en el maltrato familiar… como si esa comunidad fuera la única que pudiera padecer de esos males sociales. Retrocediendo pocas décadas, ese razonamiento conduce a que el tener un amo esclavista es lo mejor que le pueda suceder a la comunidad negra para que prospere, o sea, para que se mantenga a raya, y yendo aún más allá, el temor a la liberación negra es el «otro» factor que incidió para darle rango constitucional al derecho a portar armas, el cual entonces no solo fue para defender al país de una eventual reacción inglesa para recuperar la colonia perdida, sino porque también, considerando que quienes tenían ese derecho eran los blancos, esas armas les servirían para defenderse de los negros alzados, que muchos había…

7- En este sentido, Thomas, como representante de los negros “integrados” que desprecian a su propia gente considerándola incapaz de vivir como seres libres, encarna a la perfección al capataz negro del film Django desencadenado, de Tarantino, donde la actuación de Samuel L. Jackon como negro jefe de los esclavos muestra no solo la crueldad humana, sino cómo el ser humano es capaz de cambiar de bando cuando tiene la oportunidad de anotarse a ganador.

8- El problema con Thomas, trabajador a la sombra de la que fue durante dos décadas una minoría conservadora, para terminar siendo un factor fundamental en unir a sus jueces afines cuando éstos llegaron a ser mayoría –de 6 a 3-, es que cuando su interpretación de la constitución norteamericana trata de consecuencias políticas y sociales –ya no “corporales”, o de la intimidad y privacidad de las personas-, éstas son feroces, siendo las más nefastas no solo la mencionada libertad ciudadana de portar armas, sino la del libre financiamiento a los partidos políticos, sin importar la cantidad, otorgándole con ello un poder decisivo al dinero corporativo. Por otra parte, su apoyo en SCOTUS de limitar la acción del gobierno central sobre el cambio climático indica que no comprende esta realidad.

9- La visión constitucional de la parte ultraconservadora de SCOTUS, ahora mayoritaria, cree que cada estado de la Unión es soberano para imponer sus leyes para minimizar todavía más la interferencia del poder central, algo muy contradictorio con el tema del “patriarcado” mencionado anteriormente, pero Thomas toma lo que le conviene en casa caso.

El problema de ir devolviendo muchas competencias a los cincuenta estados de la Unión, consiste en que con las mayorías cambiantes en cada legislatura no habrá posibilidades de coherencia, un problema que bien se vive en la Unión Europea por las diferencias legales entre países que son casi irresolubles. El otro problema que surge es que las legislaturas estatales norteamericanas están contaminadas por la religión, y que sus congresistas tienen un grado de ignorancia sorprendente con relación a muchos otros legisladores del mundo; la sinergia entre esa ignorancia y el vaivén legislativo que en muchos casos responde al fanatismo religioso, aumenta la incertidumbre ciudadana sobre su privacidad y derechos sociales, y contribuye a la división social, cual sustrato para romper la Unión.

10- Visto así, en el entendido de que EEUU es una potencia global que aspira a mantener su supremacía, el dejar temas sociales y políticos de gran calado a la veleidad política de sus cincuenta estados, hace al país más ingobernable de lo que ya es por la polarización en el Senado mismo, y con ello se debilitará más todavía su influencia global, porque entre los varios requisitos para ser una potencia de esa magnitud está la unión de la sociedad alrededor de un proyecto nacional, además de la voluntad de ser referencia mundial, y las decisiones de SCOTUS que van en la dirección de fragmentar todavía más el entramado legal de EEUU, siendo difíciles de revertir en un plazo razonable, son el empuje final para fragmentar una sociedad que ya contiene el germen de la división, entendiendo por tal una disparidad de elementos, como el religioso antimusulmán, el racial con la componente negra y la migratoria, el del aborto, el económico -dada la brutal rutina laboral impuesta por el neoliberalismo-, el conspiracionista –como por ejemplo que un 50% de republicanos cree que la dirigencia del Partido Demócrata está involucrada en actividades pedófilas-, el cada vez más inaccesible acceso a la educación superior por sus costos, la dependencia de opiáceos y la ya normal adicción a drogas blandas y duras de una parte importante de la población, la tendencia histórica al aislacionismo con relación al resto del mundo y que ha vuelto con mucha fuerza, y entre muchas otras, la creencia de muchos blancos en la “teoría del reemplazo” que indica que, más pronto que tarde, ellos serán reemplazados por otras etnias, con lo que EEUU perderá su esencia original como país.

Parece increíble pues, que aquella decisión de 1991 haya servido para configurar desde la sombra una autoridad constitucional que se autocomplace en sus decisiones religiosas, tal vez convencidos de que la entrada al Cielo solo es para unos pocos -incluyendo algunos negros, como Thomas, naturalmente-, pero esa entrada, exista o no el Cielo, representa la salida de EEUU del podio como potencia más poderosa del planeta.

La Historia sabrá juzgar cómo un magistrado ha sido capaz de defenestrar a su país desde ese podio.

Hermann Alvino

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